En una fábrica china repleta de bufandas con los colores de Irlanda o Tanzania, su director Shang Yabing lamenta que la incertidumbre en torno a los aranceles estadounidenses frene los pedidos de productos derivados para el Mundial de fútbol.
A nueve meses del torneo organizado en Estados Unidos, México y Canadá, los fabricantes de gorras, pulseras, banderas o sombreros con el emblema de las selecciones nacionales deberían ir desbordados de pedidos.
Especialmente en Yiwu, en el este de China, uno de los principales centros mundiales de producción al por mayor de pequeños artículos que atrae a compradores de todo el mundo.
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Pero los múltiples giros de la guerra comercial ent