En América Latina, el transporte urbano es responsable de la mayor parte de las emisiones del sector : más del 75% provienen del transporte terrestre motorizado convencional, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este dato evidencia con claridad que apostar por sistemas más limpios, eficientes y accesibles no es una opción secundaria, sino una prioridad para la salud, la economía y el futuro del planeta.
En un contexto marcado por la creciente preocupación por el cambio climático y la contaminación, Lima no es ajena a esta realidad. La percepción del transporte sostenible en la ciudad está estrechamente vinculada con la calidad de vida de sus ciudadanos y refleja, al mismo tiempo, las deficiencias en el funcionamiento urbano. Entre los principales problema