El 29 de enero de 1895 , mediante una Real Orden firmada por la reina regente María Cristina , Torrelavega obtuvo oficialmente el título de ciudad . Aquel reconocimiento llegaba en un momento de consolidación para una villa que, desde hacía décadas, destacaba como nudo comercial y de comunicaciones en el interior de Cantabria. Hoy, 130 años después , el municipio conmemora esa fecha como parte de un recorrido histórico que ha marcado el carácter de una de las localidades más relevantes de la región.

Torrelavega se desarrolló con fuerza a lo largo del siglo XX gracias a dos pilares fundamentales : el comercio , sustentado en una activa red de ferias, mercados y pequeños negocios, y la industria , con la implantación de grandes factorías vinculadas al metal, la química, la alimentación o el papel. La ciudad vivió una etapa de expansión urbana , recibió a población llegada de distintos puntos del país y consolidó una red de servicios, equipamientos y espacios públicos que respondían a un modelo de crecimiento sostenido.

Durante décadas, Torrelavega ejerció como motor económico de la comarca del Besaya , con un peso creciente en el conjunto de Cantabria. El Mercado Nacional de Ganados , inaugurado en 1973, simboliza esa dimensión de centralidad, al igual que el papel de la ciudad como cabecera de servicios sanitarios, educativos y administrativos .

En la actualidad, y coincidiendo con el 130 aniversario de su declaración como ciudad , Torrelavega atraviesa una etapa de profunda transformación . Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el municipio ha experimentado en los últimos años una reducción progresiva de su población . Este fenómeno responde a diversas causas, entre ellas el envejecimiento demográfico , la migración juvenil hacia otros territorios y una menor atracción residencial frente a otros núcleos del área metropolitana de Santander.

A ello se suma un contexto de cambios económicos y sociales que ha afectado al tejido comercial tradicional . El cierre de pequeños establecimientos en distintas zonas del casco urbano, unido a la competencia de grandes superficies y el comercio digital, ha generado una disminución de la actividad en sectores clave para la vida diaria de la ciudad.

En paralelo, diversos colectivos vecinales y sociales han señalado la necesidad de reforzar la oferta de ocio y cultura , especialmente en lo que respecta a actividades dirigidas a jóvenes y familias. La percepción de cierta pérdida de dinamismo urbano ha sido objeto de debate tanto en el ámbito político como en el tejido asociativo.

No obstante, Torrelavega mantiene una estructura urbana consolidada , con un patrimonio arquitectónico, industrial y natural de gran valor . Espacios como el Palacio Demetrio Herrero , el Teatro Municipal Concha Espina , la Casa de los Escudos o el Mercado Nacional de Ganados constituyen elementos identitarios, al igual que los parques de La Viesca , Manuel Barquín o la sierra del Dobra . El entorno rural de Viérnoles y el desarrollo de nuevos proyectos culturales, como la rehabilitación de La Lechera , también forman parte de las estrategias de revalorización de la ciudad.

En el plano gastronómico, productos como las polkas de hojaldre siguen siendo referentes reconocidos, mientras el municipio continúa apostando por eventos que fomentan el atractivo turístico y comercial en fechas señaladas.

El 130 aniversario como ciudad llega, por tanto, en un momento de balance entre un pasado de desarrollo sostenido y un presente marcado por retos en materia de población, economía local y regeneración urbana . Las instituciones locales, los agentes económicos y sociales, y la ciudadanía afrontan esta efeméride con el objetivo compartido de buscar nuevos modelos de crecimiento , de consolidar los recursos existentes y de proyectar a Torrelavega hacia el futuro desde la identidad y la historia que la han definido .