La última vez que los Cowboys habían celebrado algo en Soldier Field, Tony Romo todavía cargaba con el peso de la franquicia y Jason Garrett seguía convencido de que el equipo se podía reconstruir sobre la marcha. Esa postal pertenece a otro tiempo. El presente es mucho más difícil, y quedó retratado este domingo en Chicago. Dallas tropezó 14-31 con unos Bears que hasta ayer eran apenas un conjunto en busca de identidad y que ahora encontraron en Caleb Williams un motor de esperanza.

Brian Schottenheimer había tenido su momento de gloria la semana pasada. Se estrenó como head coach con una victoria en Nueva York y la conmemoró con una cena sencilla junto a su familia. Pizza y refrescos. Un festejo íntimo, sin el glamour que casi siempre acompaña a la National Football League. Est

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