La autoayuda es una industria multimillonaria: mueve cientos de miles de millones de dólares al año en libros, conferencias, talleres y cursos online. Su expansión parece imparable y sus fórmulas se multiplican como si fueran remedios universales para cualquier malestar. Pero detrás de esa maquinaria editorial y de charlas, más allá de la venta de productos, lo que realmente se industrializa es otra cosa.
La autoayuda no fabrica únicamente manuales ni charlas motivacionales: fabrica subjetividades . Opera como un dispositivo de saber y de poder que el propio individuo se autoadministra, reproduciendo sobre sí mismo un mecanismo de normalización. Se presenta bajo la promesa de éxito, felicidad y bienestar, pero lo que en verdad garantiza es la adaptación dócil al sistema que nos produc