El viaje de nuestro Sistema Solar a través de la Vía Láctea podría ser mucho más accidentado de lo que pensamos. Una nueva investigación sugiere que los grandes eventos geológicos que han dado forma a la Tierra, como la creación de continentes y cordilleras, están ligados a un fenómeno cósmico de enormes proporciones: un bombardeo de cometas que se intensifica periódicamente. El origen de estos impactos no estaría aquí, sino en la lejanía de la Nube de Oort, esa inmensa reserva de cuerpos helados que envuelve nuestro sistema y que se vería alterada durante nuestro paso por las zonas más densas de la galaxia. La amenaza de estos cuerpos celestes no es meramente teórica, pues periódicamente se detectan , sirviendo como un recordatorio de la dinámica activa en los confines del sistema.
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