Hace unos días nos sacudió la noticia de la muerte de Carlos Gurrola, “Papayita”, trabajador de limpieza en la sucursal HEB Senderos de Torreón, Coahuila. Luego de permanecer hospitalizado por 19 días, Papayita falleció tras ingerir una sustancia tóxica que sus compañeros le colocaron en una bebida como parte de lo que ellos llamaron una “broma”. Pero no era una broma: Era acoso laboral. Un grito silencioso al que muchos dan la espalda.
La historia no debería ser necesaria para recordar algo que ya sabemos, pero parece que todavía lo olvidamos: Cuando alguien levanta la mano para decir “esto me lastima”, “esto me humilla”, debemos responder, no minimizar.
De hecho, según datos del INEGI en 2022 en México 44 de cada 100 trabajadores han sido víctimas de acoso laboral (maltrato psicológico