El patrullero Diego Herrera llegó en silla de ruedas, con una mano vendada, vestido de civil. Telmo bajó de la aeronave y caminó en sus cuatro patas por la pista del Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam), en Bogotá . Al principio, el perro parecía desubicado, pero cuando escuchó la voz del que fue su compañero de antiexplosivos lo saludó con lametazos.
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Telmo movía la cola y lamía; Diego lloraba y lo acariciaba y le entregaba el juguete rojo. Les hicieron un camino de honor, entre aplausos de policías . Así fue el emotivo reencuentro que tuvo lugar hace unos días entre el patrullero y el perro que se habían visto por última vez el pasado 21 de ago