Luis Barrionuevo suele describir una escena que lo acompaña desde hace décadas. Desde el tercer piso de la sede de los gastronómicos en avenida de Mayo, ve desfilar a los presidentes. “Yo abro la ventana y los veo pasar. Van a jurar, vuelven… alguno se fue en helicóptero, otro en limusina, otros no terminaron. Y yo sigo estando ahí. Desde mi oficina los vi pasar a todos”, dice.

A los 83 años, mantiene la lengua filosa y la memoria fresca. “Yo he visto presidentes emborracharse, falopearse, perderse. El poder, si no tenés un equipo que te ayude, te devora. Milei no lo tiene. Está solo. Todavía no se despertó de la paliza que cobró en las elecciones en la Provincia”.

Su diagnóstico es lapidario: “Hoy no hay poder en la Argentina. El poder lo tendría que tener el Congreso, la Justicia

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