La ferretería del pueblo, el colmado de toda la vida, la mercería que nunca ha cambiado su libreta de cuentas, el guachinche familiar con el mejor vino o la peluquería de siempre... Todas ellas forman parte de la vida diaria de Canarias, de nuestras costumbres y de lo que queremos que perviva en nuestro entorno. Sin embargo, muchas de ellas se enfrentan en estos momentos a un reto vital que puede poner en riesgo su supervivencia: la nueva Ley Antifraude y sus estrictas exigencias.
¿Cuántos de estos espacios tan nuestros mantienen aún la tradición del papel, el boli y la calculadora? Esas cuentas hechas a mano , que sirven de tique (factura simplificada, en términos legales) y que siempre fueron suficientes, ¿podrán seguir siendo?
La respuesta es sí... Pero...
“Las nuevas exigencia