El verano pasó por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria como el viento que desplaza una especie invasora y coloniza una zona generando daños al paisaje. Aunque Carolina Darias, alcaldesa de la ciudad, no quiera saber nada del asunto, al menos públicamente, lo cierto es que a su alrededor sí que ya hay voces que piden agitar el avispero con los últimos movimientos en el pleno. Unos dentro de su gobierno, otros en la oposición.
El pasado viernes este periódico avanzó el interés de Pedro Quevedo, edil restante de Nueva Canarias tras la salida de su partido de José Eduardo Ramírez, de vaciar de contenido al ahora militante de Primero Canarias, formación política de Teodoro Sosa, y revocarle sus competencias en Movilidad.
Lo que está claro es que Nueva Canarias pide guerra. Quevedo,