“Mi papá (Angel) venía de manejar 10 horas un camión lleno de piedras, y aún así se bajaba y me decía: ‘Vamos a entrenar, no hay tiempo que perder’, y me apuraba a salir de casa”.
Esa es una de las tantas anécdotas que cuenta Lionel Scaloni cuando se refiere a su padre, su ejemplo de vida y a quien le dedicó la consagración en el Mundial de Qatar.
“Tenía 13 años y vivía en Pujato, un pueblo donde nadie hablaba de Mundiales, pero yo soñaba con uno. Mi cancha era un garaje. Mi camiseta, la de Argentina, aunque jugara en Newell’s. Mi viejo no descansaba. Me llevaba a entrenar, me esperaba, y volvía a trabajar. Él tenía más hambre de fútbol que yo”, recuerda el técnico de la Selección Argentina en el sitio Enfoque Futbolero.
“A los 17 debuté como profesional. A los 29 fui al Mundial. A los