Lo mejor será decirlo desde el inicio: si algo detesto de la idiosincrasia mexicana es el fetichismo hacia las culturas prehispánicas.
Y antes de que algún mamón indigenista busque lincharme por racismo o insensibilidad, aclaro: este no es un argumento sobre superioridad cultural o racial. Mi punto es más sencillo: considera que nuestra fascinación desmedida por el pasado explica en buena parte nuestra incapacidad para imaginar un futuro de prosperidad y progreso. Porque mientras permanecemos atrapados en la supuesta grandeza de los mayas y los mexicas (más sobre esto a continuación), cerramos el camino para pensar en algo distinto que nos impulsa hacia adelante.
Les ofrezco algunos ejemplos, comenzando por la camiseta de la selección mexicana de fútbol. ¿Qué es lo primero que salta a la