El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido considerado el claro vencedor de la guerra arancelaria contra la Unión Europea. Esto se debe a un acuerdo firmado en julio con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En este pacto, se impuso un arancel del 15% a la mayoría de las importaciones europeas, afectando aproximadamente al 70% del comercio entre ambas partes. A cambio, la UE se comprometió a comprar más energía, chips y material militar por un valor de 750.000 millones de dólares, mientras que Bruselas mantuvo el gravamen al 0% para los productos estadounidenses.

Sin embargo, este triunfo inicial de Trump está comenzando a tener consecuencias inesperadas. Los ciudadanos europeos han reaccionado a los aranceles, optando por consumir menos productos de Estados Unidos. Según una encuesta reciente del Banco Central Europeo (BCE), el 26% de los europeos ha decidido no comprar productos estadounidenses, y el 16% ha reducido su gasto general. El BCE señala que "en respuesta a las preocupaciones relacionadas con los aranceles, los consumidores están modificando sus hábitos de gasto de manera notable".

La tendencia de evitar productos estadounidenses es más pronunciada entre los hogares con ingresos más altos, que muestran una mayor propensión a rechazar estos productos. Por otro lado, las familias de menores ingresos están recortando su consumo debido a la incertidumbre arancelaria. Esta reducción se ha centrado en artículos no esenciales, dejando intactos los productos de primera necesidad.

Además, la encuesta revela que los aranceles del 15% están contribuyendo a un aumento de la inflación y a un freno en el crecimiento económico. Un 40% de los encuestados considera que los aranceles son inflacionistas, mientras que un 13% cree que tendrán un impacto negativo en sus finanzas personales. Un 24% opina que estos aranceles reducirán el crecimiento económico.

Las expectativas de inflación han aumentado, con un incremento de dos décimas desde enero en las proyecciones a un año vista. Aquellos que ven los aranceles como un obstáculo para el crecimiento han pronosticado un avance del PIB cuatro décimas inferior al que se esperaba a principios de 2025. El BCE advierte que "los aranceles han introducido un grado de incertidumbre que está influyendo tanto en las decisiones de los hogares individuales como, posiblemente, en la evolución económica general".