La fractura social es el mayor desafío del Perú, superando incluso las barreras geográficas. Esta profunda división separa a los peruanos en realidades muy disimiles, generando haya una constante conflictividad.
La grieta se evidencia en múltiples formas: una brecha cultural y académica, acceso desigual a salud y educación, falta de empleo digno para los jóvenes, discriminación salarial hacia la mujer, y flagelos como la anemia y la desnutrición infantil. A esto se suma el analfabetismo que afecta dramáticamente a la mujer rural y la exclusión de los pueblos originarios, cuyos saberes y lenguas no son reconocidos y muchas veces discriminados.
Esta exclusión ha creado la coexistencia de tres Perú: el formal, el informal y el ilegal. La mayoría, relegada por el primero, ha tenido que forja