Los robots que aspiran ya no sorprenden a nadie. Lo interesante hoy es cuánto trabajo real te quitan: si sólo pasan la mopa "de compromiso" o si pueden encargarse de las pelusas, el polvo del día, las migas que caen junto a la encimera y, de paso, el fregado de las zonas que más se ensucian. La diferencia está en el sistema de navegación, en cómo gestionan los obstáculos (hola, cables) y, sobre todo, en cuánto mantenimiento te piden a ti.
En la gama que combina aspirado y fregado, el salto de comodidad llega cuando la base no se limita a cargar la batería. Las estaciones que vacían el depósito por ti, lavan las mopas y las secan evitan olores, reducen el manoseo y mantienen el robot listo día tras día. No es magia, es logística doméstica bien resuelta: menos tareas pequeñas que, sumadas,