El juicio social dolió más
En el 2001, siendo concejala de Ponferrada, Nevenka denunció al alcalde, Ismael Álvarez, un hombre poderoso. Se convirtió así en la primera mujer en conseguir una sentencia condenatoria por acoso sexual en el ámbito laboral contra un político. Lo ganó todo en los tribunales, pero lo perdió socialmente. No la creían, la culpabilizaban, nadie le dio trabajo en España y tuvo que exiliarse, empezar de cero y recomponerse en silencio. Con los años el no es no , el #MeToo y el 8-M le dieron la fuerza para hablar. Dos décadas después, publica El poder de la verdad (Ediciones B), un libro que empezó como terapia personal en el que cuenta el trauma que vivió: “Durante muchos años asocié la idea del acoso sufrido a mi propia debilidad. Pero hoy tengo más información y