La intervención de Donald Trump ante la Asamblea General de la ONU se pareció mucho a la que un CEO haría ante la junta de accionistas de su empresa o a la que uno puede esperar de un Debate sobre el Estado de la Unión.

El presidente de Estados Unidos no escatimó en elogios a sí mismo y en críticas a su antecesor, como suele ser habitual, y presumió de que su país había pasado en ocho meses de ser "el hazmerreír" del mundo a vivir una "Edad de Oro" bajo su administración.

Trump dedicó los primeros quince minutos de intervención exclusivamente a cuestiones internas de su país , algo poco habitual en el contexto de una Asamblea General y solo luego se dedicó a analizar la situación mundial.

"Hace cinco años de mi última intervención aquí. Entonces, el mundo era un lugar pacífico y

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