El filósofo y jurista Tomás Moro, cuando se ponía a rezar algunas veces acudía a una oración que le gustaba mucho: “Dame, Señor, un poco de Sol, algo de trabajo y un poco de alegría./ Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo que digerir./ Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento./ No me permitas que me preocupe demasiado por esta cosa embarazosa que soy yo./ Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como para encontrar la felicidad en esta vida (...)”. Para el autor de Utopía, el humor siempre es lo único que nos salva de esa certeza que es la muerte. Morirse de risa es la mejor manera de dejar este mundo.

La prensa, siempre copada de malas noticias, de inquietantes perspectivas y de intenciones políticas que rara vez llegan a buen puerto, de ve

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