El reciente avance del gobierno de Gustavo Petro hacia la adquisición de 18 aviones Gripen para la Fuerza Aeroespacial Colombiana generó un intenso debate, no solo por el monto de la inversión —USD 3.900 millones—, sino por los riesgos estratégicos y logísticos que implica replicar el modelo brasileño de ensamblaje y producción.

Mientras la administración defiende la operación como un paso clave para la modernización militar y la obtención de beneficios sociales, analistas advierten que la dependencia de la cadena de suministro de Brasil podría dejar a Colombia sin flota operativa durante años.

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel

El proceso de renovación de la flota aérea, que busca reemplazar los Kfir tras más de tres décadas de servicio, s

See Full Page