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Barcelona "Cualquiera puede ser Pussy Riot", se leía en pantalla mientras dos representantes del colectivo ruso, con los característicos pasamontañas de colores, llenaban la noche de rabia. En la primera noche de conciertos de las fiestas de la Mercè, Pussy Riot llenaron de plaza de Catalunya de un público primero sobre todo expectante y poco a poco más y más implicado en una propuesta escénica y musical que mantiene un combate directo contra el gobierno de Vladímir Putin desde el 2011. La reacción fue especialmente ruidosa cuando en la libertad. Abajo, entre el público, una pancarta reclamaba libertad para Vladimir Bolobolov, actualmente en prisión preventiva en Rusia.

"Cualquiera puede ser Pussy

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