En el corazón de Cantabria, entre verdes valles y un susurro constante de agua , se encuentra una de las rutas más singulares del norte peninsular: la Senda Fluvial del Nansa . Este recorrido, de unos 15 kilómetros, remonta el curso del río Nansa desde Muñorrodero hasta la cascada de la central hidroeléctrica de Camijanes, en un trazado que entreteje historia, naturaleza y un legado ancestral ligado a la pesca del salmón atlántico .

El itinerario no solo es un regalo para los sentidos, sino también una experiencia inmersiva en el paisaje cántabro más auténtico . Las primeras pasarelas de madera nos adentran en un mundo donde el bosque de ribera actúa como una catedral viva: alisos, fresnos, sauces y laureles se agolpan sobre el sendero, filtrando la luz y perfumando el aire. A cada paso, el murmullo del agua acompaña , y entre las copas puede asomar el inconfundible destello azul del martín pescador.

Uno de los grandes atractivos del camino es la Cueva del Rejo , hogar de cientos de murciélagos, y declarada Lugar de Importancia Comunitaria . Su acceso está restringido, protegiendo un ecosistema frágil que nos recuerda que no todo debe ser accesible para ser valioso.

A medida que avanzamos, el Nansa se vuelve más bravo y profundo . Los cañones de roca, las pozas naturales y los remansos de agua se suceden con ritmo cambiante. En este tramo, la senda coincide parcialmente con el Camino Lebaniego , sumando a la vivencia una dimensión espiritual. Cada curva revela una nueva estampa: desde los restos de antiguas minas hasta la vegetación exuberante que abraza el sendero .

La ruta culmina en la Cascada de Camijanes , donde el agua se precipita entre paredes esculpidas por la erosión. Es el broche perfecto para una travesía que ha seguido los pasos de los salmones, esos náufragos de la memoria fluvial que cada año intentan retornar a sus orígenes.

La Senda Fluvial del Nansa no es solo una caminata. Es una lección sobre la persistencia, el equilibrio con el entorno y el valor de caminar sin prisa. Porque, como los salmones, también nosotros buscamos a veces volver a un lugar que intuimos como nuestro, aunque nunca antes lo hayamos pisado.