La envidia es una emoción tan antigua como universal y, aunque a menudo se disfraza de indiferencia o simpatía , suele dejar huellas visibles en el comportamiento de quienes la sienten. Reconocer esas señales puede ayudarnos no solo a protegernos de actitudes tóxicas, sino también a comprender mejor las dinámicas sociales que se esconden detrás de ella.

Cuando los logros incomodan

Uno de los gestos más evidentes de la envidia es la tendencia a restar importancia a los éxitos ajenos. A menudo, un ascenso laboral o un proyecto conseguido despierta comentarios minimizadores del tipo "no es para tanto" . Estas reacciones hablan de la inseguridad de quien no soporta el brillo ajeno.

La comparación constante con terceros es una variante de este patrón: en lugar de reconocer los logros,

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