Los cinco fusilamientos con los que el franquismo culminó su cruel y trágico paso por la Historia de España, de los que esta semana se cumple el medio siglo, marcaron la agonía de un régimen que llevaba ya varios años herido de muerte. El declive senil del dictador iba acompasado al del propio sistema que había creado tras la cruenta guerra civil de 1936 y que había mantenido durante cuatro décadas gracias al apoyo sin fisuras de Estados Unidos, desde los acuerdos de 1953, y al contorsionismo ideológico que lo transmutó de estrecho aliado del fascismo y el nazismo en sólido bastión anticomunista muy del gusto de las potencias que diseñaron la Guerra Fría.

Aunque nadie, incluso en las propias filas del franquismo, daba un duro porque el régimen pudiera sobrevivir a su fundador, los esterto

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