Cuando James Aguirre, arquero del Once Caldas , iba a patear el sexto penalti de la tanda contra Independiente del Valle, que definía al semifinalista de la Copa Sudamericana, casi todos los aficionados que estaban en el estadio Palogrande de Manizales se cubrieron los ojos.

Muchos anhelaban traer al presente el recuerdo de la noche del 30 de junio de 2004, cuando vencieron, desde el manchón blanco, a Boca Juniors de Argentina y ganaron la Copa Libertadores. Esa tanda fue en el arco sur del Palogrande. Aquella vez Dayro Moreno , el capitán del equipo –que hace 21 años estuvo en la gesta continental–, eligió que patearan en el mismo lugar.

Sin embargo, el desenlace fue diferente. Los hinchas que soñaban con que su equipo escribiera una nueva página dorada en la historia del fú

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