La universidad pública es una institución que no solo genera y transmite conocimientos; constituye también un espacio privilegiado para remover valores fundamentales como la honradez, la justicia o el compromiso social.

Los principios democráticos que la rigen deberían, por una parte, garantizar su independencia respecto de agentes externos que pudieran vulnerar su autonomía, y por la otra protegerla de posibles agentes internos que aspiren a coartar su libertad o a monopolizar los destinos de la institución. Ante cualquier intervención en este sentido, la comunidad universitaria tiene el derecho y la obligación de defender y preservar los valores que nos dan rumbo y sentido.

La universidad como espacio cultural basado en la libertad, la tolerancia y la razón tiene la capacidad de autogo

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