El fenómeno de la deslocalización, en el sector de la restauración, se está extendiendo como una mancha de aceite. Lo conforman cocineros y cocineras que, abriendo sus restaurantes fuera de Barcelona, buscan oportunidades : menos competencia, alquileres más asequibles o establecerse y arraigar en estas pequeñas ciudades o grandes pueblos para desarrollarse en el ámbito profesional y personal. A menudo, la imagen bucólica de estos proyectos se tropiezan con una realidad donde, precisamente esta falta de competencia les convierten en profetas en una tierra donde habrá que esforzarse para que las semillas germinen. Albert Juvé , jefe de sala y mitad del dúo que conforma el restaurante Casa Fina en Sant Pol de Mar, lo explica con claridad: “Antes de abrir Casa Fina, estuve trabajand
El restaurante de Sant Pol de Mar con un menú de mediodía brutal y mucha proximidad

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