Nunca he tenido una buena opinión de la ONU. Me gustaría que no fuera así, pero la historia nos demuestra que su utilidad es más bien escasa; está llena de aprovechados que viven muy bien a costa de su presupuesto, proliferan los chiringuitos, las dictaduras campan a su antojo y el mayor chollo es colocarse como funcionario gracias a algún amigote. Por tanto, mi opinión no es arbitraria o caprichosa. Con motivo de la intervención del primer ministro israelí, pudimos comprobar que el antisemitismo está muy presente. Muchos delegados decidieron ausentarse, aunque algunos representan a dictaduras en las que no se respetan los derechos humanos y las libertades políticas. Es una de las muchas paradojas de las Naciones Unidas. Su antecesora, la Sociedad de Naciones, fue un gran fracaso en el per

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