Debería pedir perdón a los 8 millones de venezolanos que tuvieron que exiliarse por culpa de una tiranía que impuso el socialismo que Petro quisiera para Colombia. Clamar en la ONU que emigraron a Estados Unidos y Europa en busca de agua por causa del cambio climático es una mentira hiriente, vulgar, despreciable. Igual de repudiable que justificar la quiebra económica de una nación rica por las sanciones impuestas a la mafia de Miraflores.

Si ocurriera la anhelada, pero muy improbable, invasión de los marines para apresar a los capos que saquearon Venezuela, Gustavo Petro y sus lacayos serían los únicos que llorarían la caída de los tiranos.

Con más del 90 por ciento de rechazo, Nicolás Maduro ha sido el sujeto más repudiado en todos los sondeos de opinión colombianos. No tenga el presi

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