En las últimas cuatro décadas el sector de hidrocarburos se ha transformado profundamente al ritmo de la mayor integración de los mercados globales y la propuesta hegemónica en el contexto internacional hacia la transición energética, que relega a la energía fósil a un segundo plano en dos sentidos: sustitución por energía renovable en los países desarrollados y concentración de los hidrocarburos en las zonas de bajo desarrollo en Asia y África.

En México, como parte del discurso nacionalista, el petróleo y el gas son de los mexicanos y su explotación debe generar desarrollo sostenible y bienestar social. Esta narrativa se extiende a que la propiedad de las empresas que exploren y extraigan el hidrocarburo debe ser gubernamental con participación marginal en este mercado de los particular

See Full Page