Para el Gobierno del Cambio en cabeza del presidente Gustavo Petro, devolverle dignidad al campo colombiano ha sido un objetivo que hoy ya es una realidad. No se trata solo de cumplir una meta administrativa o un indicador, sino de un compromiso histórico con millones de campesinos que durante décadas han debido enfrentar el abandono estatal, las inclemencias del clima, las variaciones de los precios y la violencia que tantas veces no dejó germinar la tierra. Abrir nuevos mercados internacionales se convirtió en una prioridad: garantizar que los productos de las zonas más apartadas del país pudieran cruzar fronteras y hacerlo bajo condiciones justas, que valoren el esfuerzo de quienes cultivan, cosechan y producen con sus propias manos. Sobre todo, que exista dignidad en un mercado que sie

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