Es de dominio público la colección de errores que ha cometido el presidente del BBVA , Carlos Torres en la OPA sobre el  Banco Sabadell que hacen casi imposible su éxito, así como su empecinamiento en seguir adelante contra viento y marea. Algo que muchos justifican por el fracaso de su anterior intento de comprar en banco catalán en 2020: «No puede fallar dos veces en el mismo objetivo». Lo que no es conocido es que aquel fracaso también fue responsabilidad suya.

Corría el mes de noviembre de 2020. Después de varios meses de negociación para una fusión amistosa en plena pandemia del covid , Torres y el presidente del Sabadell,  Josep Oliu , habían alcanzado por fin un acuerdo sobre la prima que debía pagar el BBVA en función de las cotizaciones de los dos bancos y estaban ya en proceso de  due diligence , es decir, de revisión en profundidad de las cuentas de la entidad catalana.

BBVA, Sabadell

El BBVA pretendía lo mismo que ahora: recortar distancias con CaixaBank en España, ya que OKDIARIO acababa de publicar en exclusiva la compra de  Bankia , y reducir el peso de los mercados emergentes en su balance (y eso que México iba muy bien y Turquía aún no era el quebradero de cabeza que es hoy).

El Sabadell, por su parte, estaba en mínimos históricos de cotización en Bolsa tras las caídas provocadas por la pandemia, sus accionistas arrastraban enormes pérdidas y había salido muy tocado de la crisis financiera : el mercado lo señalaba como «el rival más débil» tras la caída del  Banco Popular . La operación tenía todo el sentido para ambos en ese momento y contaba con las bendiciones del  BCE .

Venta de Estados Unidos

Todo parecía encarrilado, pero, justo en ese momento, el lunes 16 de noviembre, el BBVA anuncia la venta de su filial en Estados Unidos (PNC) por casi 10.000 millones de euros. Y su cotización se dispara un 20%. Entonces emite una nota de prensa que dice que la operación «nos aporta mucha flexibilidad para invertir de forma rentable en nuestros mercados -impulsando nuestro crecimiento a largo plazo y apoyando a las economías en la fase de recuperación- así como para incrementar la remuneración al accionista”.

BBVA, Gobierno, Sabadell, CNMV

Es decir, más dividendo o… compras en sus mercados, incluyendo España. De inmediato, todo el mundo miró al Sabadell, que era la presa más fácil por lo comentado anteriormente. Y también se disparó en Bolsa. Empezaron a publicarse informaciones sobre las conversaciones y, al final, ambos tuvieron que hacer un hecho relevante reconociendo la situación a la CNMV . El resultado es que el Sabadell subió más que el BBVA al cierre de ese día: un 24,59% el primero frente al 15,25% del segundo.

Esos movimientos, obviamente, alteraban la ecuación de canje que habían pactado Torres y Oliu (la fusión se iba a hacer mediante canje de acciones, como la OPA actual). Y ahí entró en juego un concepto que es el precio  undisturbed , es decir, la cotización no afectada por acontecimientos excepcionales, que era sobre la que debía calcularse la ecuación.

Precio  undisturbed

Para el Sabadell, ese precio undisturbed era el del cierre del viernes anterior, antes del anuncio de la venta del negocio norteamericano del BBVA. Para Torres, en cambio, ese precio debía ser el del cierre del lunes. En dinero contante y sonante, tomar un precio u otro suponía una diferencia de 500 millones. Una cifra muy relevante para un banco que entonces capitalizaba en torno a 2.000 millones (hoy vale casi 17.000).

«Oliu se desesperó tratando de hacer ver a Torres que su postura era la correcta y que el BBVA debía pagar esos 500 millones más por el Sabadell. Pero Torres no dio su brazo a torcer y eso es lo que tumbó la operación», explica una fuente que vivió de cerca aquella operación.

La Bolsa de Madrid. (Getty Images)

Es decir, el empecinamiento de Torres fue también lo que se cargó una operación que era amistosa, que tenía todo el sentido del mundo, donde los cargos ya se habían negociado (Torres presidente ejecutivo y Oliu vicepresidente) y, sobre todo, que le habría salido infinitamente más barata que la actual.

Tropezar en la misma piedra

«En ese momento, Carlos hizo mal el cálculo y no dominaba el consejo como lo domina ahora. No quiso arriesgarse a que le dijeran que estaba pagando un sobreprecio, sobre todo después de la jugada del Santander con el Popular, que le había salido por un euro en 2017. Así que prefirió dejar pasar la oportunidad.

Y como ahora no quiere que le pase lo mismo, está empecinado en llegar hasta el final cuando tenía la ocasión de oro para retirarse con las condiciones del Gobierno . Eso, a pesar de que se arriesga a tener que lanzar una segunda OPA e incluso a una fuerte sanción por manipulación de mercado por subir el precio después de negar reiteradamente que fuera a hacerlo.

«Ha puesto demasiada testosterona en esta OPA y tiene que llegar hasta el final, salga como salga», según un banquero de otra entidad.