Ayer la presidenta Claudia Sheinbaum expresó una frase que, a primera vista, transmite un mensaje de concordia institucional: “Podemos tener posiciones políticas diferentes, venimos de partidos políticos diferentes, pero cuando se trata de gobernar Chihuahua pues las dos gobernamos Chihuahua”, refiriéndose a la presencia de la gobernadora María Eugenia Campos. El gesto, las palabras, el discurso pronunciado en un acto público y en presencia de la comunidad fronteriza, no es trivial ya que habla de la relación entre la federación y el Estado, entre partidos rivales y entre las lógicas del poder que se disputan la conducción política de una entidad históricamente marcada por tensiones.

Sin embargo, si analizamos esas palabras a la luz del pensamiento de Carl Schmitt -particularmente de su o

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