3Las empresas de alquiler de autos, que se proliferaron en Puerto Madryn, amplían cada temporada la cantidad de ve-hículos disponibles para los visitantes que prefieren recorrer por cuenta propia los 360.000 hectáreas de la reserva. Sin embargo, esa práctica expone un problema que se repite: el desconocimiento de las normas de tránsito en caminos de ripio, la falta de precauciones ante el cruce de fauna y la tendencia a frenar y bajarse en cualquier punto para sacar fotos. Todo ello genera disturbios en el ecosistema y riesgos de accidentes que podrían evitarse.

La falta de control es evidente. No se ven medidas efectivas que regulen la circulación de turistas no guiados dentro de un área declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Obviamente para las autoridades el problema no es

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