El tiempo no es solo una sucesión de momentos. Para nosotros es una forma de estar en el mundo. No lo vivimos como algo neutro, sino como un entramado que enlaza lo que fue, lo que es y lo que puede venir. El pasado se transforma en memoria, el presente en atención, y el futuro en anticipación. Esta estructura da forma a nuestra conciencia, pero también la atraviesa con una herida: saber que el tiempo se acaba .
El presente se convierte en una plataforma de paso. Ya no se habita: se optimiza. La muerte se oculta y el futuro se vuelve difuso
La muerte no es solo un evento biológico: es parte de cómo vivimos el tiempo. Como decía Heidegger, somos «seres-para-la-muerte» . No porque estemos obsesionados con ella, sino porque es la finitud la que da densidad al presente. Saber que el tiemp