Hace más de treinta años que mi padre no habla con mi madre . Ahora, botella de vino mediante, acabo de relatarle al viejo algo que ella me contó durante una sobremesa, empujada por alguna copa de más: cómo fue el día en que me fabricaron .
Era 1979. Mi padre y mi madre se habían ido a caminar por los cerros en busca de intimidad; no es fácil encontrar esos momentos cuando se es adolescente.
Se adentraron por el piedemonte de Godoy Cruz hasta llegar a un yuyal ralo. Mi vieja siempre me contó que en el instante en que empezaron a besarse con mi padre aparecieron dos colibríes , uno a cada lado, que no dejaron de revolotear durante todo aquel polvo del que provengo.
Ahí termina mi relato. Qué sé yo. Lleno mi copa otra vez y le pregunto a mi padre si lo que me contó mi vieja es