En muchos hogares españoles, los dientes de leche acaban en un cajón, dentro de una pequeña cajita azul o envueltos en un pañuelo, recuerdos diminutos de la infancia que los padres guardan con ternura. En otros, se pierden en la mudanza, olvidados en un sobre o entregados con solemnidad al Ratón Pérez, que a cambio deja unas monedas bajo la almohada.
Lo que casi nadie imagina es que esos dientes guardan en su interior un caudal de información científica comparable a una caja negra de avión. Esa es la premisa de la ‘Colección Ratón Pérez’, un proyecto de ciencia ciudadana que nació en Burgos, en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), y que ahora suma a la Universidad de Salamanca como nueva sede de recogida.
El pasado 26 de septiembre, durante la Noche