Un hombre de 22 años, residente en Alderetes , ciudad del norte argentino , fue declarado muerto tras hallarse un cuerpo bajo un camión de caña de azúcar. Su familia, convencida de la tragedia, organizó rápidamente un funeral en su honor. La identificación inicial se realizó con base en la vestimenta y ciertas características físicas del cadáver, lo que llevó a los dolientes a creer que era el joven desaparecido.
Sin embargo, mientras los familiares recibían las condolencias de los asistentes, el propio joven apareció repentinamente en la ceremonia y exclamó: “¡Estoy vivo!”. Su presencia causó asombro y confusión entre los presentes, quienes no podían comprender cómo se había producido un error de tal magnitud. El hombre explicó que había estado consumiendo alcohol durante varios