En un rincón de la capital de Venezuela , cientos de simpatizantes del gobierno llevaban armas colgadas en el pecho, mientras una sucesión de oradores, micrófono en mano, los instaban a defender la nación con sus vidas.

En otro rincón, empresarios y diplomáticos estaban inquietos por la escalada de tensiones entre Venezuela y Estados Unidos , por lo que consideraban una oportunidad perdida para el diálogo entre los dos países y por la posibilidad de un ataque estadounidense que podría desatar violencia y caos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Para leer esta nota, tenemos un plan especial para ti .

Vive los beneficios de ser suscriptor.

Infórmate con calidad.

Hasta 40% de descuento en tu suscripción.

Por tiempo limitado: Edición de aniversario.

Si ya tienes una su

See Full Page