El aniversario de un disco lleno de hits fue la excusa perfecta para desatar un cumbiazo sin fin, inevitable consecuencia de la banda argentina plenipotenciara de la joda.

Ahora que los recitales dejaron de ser lo que eran para convertirse en “experiencias”, la apología a las hipérboles pasó a ser una constante. En ese sentido, nadie pondría en duda que cada vez que Los Auténticos Decadentes se suben a un escenario le hacen justicia a cualquiera de los adjetivos que giran en torno al imaginario festivo. Sin embargo, el Movistar Arena tomó forma de bailanta , una bien masiva, como pocas veces sucede en el predio de Villa Crespo. Y es que desde que la banda apareció, hasta que se despidió dos horas más tarde, ninguno dejó de bailar. Pasó que Mi vida loca, su disco emblemático, hac

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