Imagine una empresa privada donde los accionistas archivan los estados financieros sin explicación. Esa empresa perdería credibilidad y ningún inversionista serio confiaría en ella. Algo similar ocurre en el Perú con la Cuenta General de la República (CGR), nuestro “balance anual”.

La CGR registra ingresos, gastos, deuda pública, inversión social e infraestructura, y evalúa la ejecución presupuestal . En 2024, el Estado recaudó más de 300 mil millones de soles y gastó más de 317 mil; la inversión pública alcanzó 80.7% de ejecución, mejor que el año anterior, aunque con proyectos inconclusos.

Más allá de activos y pasivos, la CGR expone contingencias críticas: pensiones crecientes, juicios contra el Estado, arbitrajes nacionales e internacionales, y obligaciones contractuales arrastradas

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