La red de tráfico de combustible robado en México, que servía para engordar los ingresos de varios cárteles de la droga, contó con la ayuda inestimable de un grupo de empresas estadounidenses que blanqueaban dinero para evadir ingentes cantidades al fisco mexicano.

Las organizaciones criminales robaban el crudo de Pemex (Petróleos Mexicanos, la agencia petrolera estatal) y lo trasladaban a EE.UU., donde varias empresas lo refinaban y ayudaban a ingresarlo de nuevo en suelo mexicano, donde se vendía como gasolina legal sin pagar impuestos .

En todo este operativo, que supuso un desfalco fiscal multimillonario , fue fundamental el papel de compañías estadounidenses como Arrollo Terminals, Big Hog Energy y Jentran. Todas las firmas eran parte del conglomerado de empresas que participaban de la enorme estafa, según fuentes del Gobierno de EE.UU. citadas por Milenio .

El triángulo de la corrupción

En el esquema delictivo también estaban implicados funcionarios federales mexicanos, particulares y empresas gasolineras, que ponían finalmente el producto en el mercado.

En el centro del entramado de empresas estadounidenses está  James Jensen , un millonario que lideraba Arroyo Terminals, una compañía con sede en Río Hondo, Texas, que operaba bajo la protección de organizaciones del crimen organizado, como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) Jensen, junto a su esposa y dos de sus hijos, apoyaba materialmente al CJNG y conspiraba para cometer el delito de lavado de dinero. Así, se les acusa de realizar transacciones financieras con el fin de ocultar y disimular el origen del dinero proveniente del contrabando de petróleo crudo.

Ambos facilitaron la entrada fraudulenta de 2.881 cargamentos de petróleo , que se estima que generaron la mayor fuente de financiación para los cárteles mexicanos.

"Casos como este ponen de relieve las relaciones, a menudo peligrosas, entre presuntas empresas estadounidenses sin escrúpulos y organizaciones terroristas ", afirmó Craig Larrabee, agente especial a cargo de la División de Investigaciones de Seguridad Nacional (ICE-HSI) del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en San Antonio.

Más de 300 millones de dólares de beneficios

Milenio aporta más detalles sobre la forma de proceder de Jensen. Así, asegura que el empresario no negociaba directamente con el CJNG, sino que lo hacía a través de firmas mexicanas que sacaban el crudo, casi siempre por vía terrestre, por puertos fronterizos entre Tamaulipas (México) y Texas (EE.UU.).

El crudo llegaba a Arroyo Terminals, donde se almacenaba para posteriormente ser enviado a firmas estadounidenses que lo refinaban. Entonces, el producto era enviado de nuevo a México.

Una vez en territorio mexicano, el crudo  pasaba la aduana en colusión con funcionarios federales , que volvían a ocultar los cargamentos, bajo etiquetas falsas, para venderlos posteriormente a empresas gasolineras del país latinoamericano.

Los casi 3.000 cargamentos que recibieron los Jensen, entre mayo de 2022 y comienzos de 2025, habrían generado unas ganancias de 300 millones de dólares, de los cuales  47 millones terminaron en manos de los socios criminales en México .

Durante 2023, se tejió en México una red de servidores públicos, particulares y empresas, que participaron de una operación criminal basada en el robo de combustible, según investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR).

Se estima que ese entramado ha trabajado al amparo de organizaciones criminales establecidas, principalmente el CJNG, aunque también se han observado lazos con Los Zetas y el Cártel de Sinaloa .

El matrimonio Jensen y sus dos hijos fueron arrestados en abril. Sin son declarados culpables, podrían enfrentarse a una pena de hasta 20 años de prisión . Se trata de uno de los casos más emblemáticos de un fenómeno criminal transnacional, que tiene culpables y réditos a los dos lados de la frontera.