A través de change.org, una jiennese ha hecho una petición para que los pliegos del nuevo contrato garanticen la seguridad de las mujeres e incorporen mejoras tecnológicas

María Dolores Quesada lleva 13 años conviviendo con el miedo. En 2012 su marido le pegó por primera vez. Se divorció y lo denunció hasta en tres ocasiones. Desde 2016 lleva una pulsera de protección , que no le quitó la angustia pero le hizo sentirse más segura. Eso terminó hace año y medio, cuando cambió el adjudicatario del contrato. “El aparato se quedaba completamente desconectado cuando se quedaba sin batería y tardaban un día en sustituirlo, la localización funcionaba mal, un mismo día tuve hasta 34 alertas…La sensación de indefensión y desamparo es terrorífica”, cuenta esta jiennense de 57 años en conversación

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