En la compleja red de la interacción humana, el contacto físico suele actuar como un lenguaje silencioso. Un apretón de manos, un abrazo efusivo o una palmada en la espalda son gestos que, en la cultura mexicana, a menudo simbolizan calidez, confianza y cercanía, señala un reporte de Infobae. No obstante, para un sector de la población, estas mismas muestras de afecto pueden generar incomodidad, ansiedad o la sensación de una invasión a su espacio personal.

Esta aversión no es un simple capricho o un síntoma de frialdad emocional; se trata de una respuesta compleja con raíces en la psicología individual, según análisis especializados.

Los cimientos psicológicos del rechazo al tacto

Un reporte basado en investigaciones actuales explora los motivos profundamente arraigados que explican

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