(A la mystérieusse)
Otro mito arraigado entre los que se acercan a la poesía es el de la originalidad.
Muchos poetas pretenden que todo cuanto escriben es producto de ellos mismos y por lo tanto caen en la ilusión de que sus textos no tienen comparación con ningún otro.
Esto deriva hacia otros síntomas del auto-engaño: están aquellos que aseguran no leer a otros autores por temor a «contaminarse», pensando que la ignorancia de cualquier tradición les da la garantía de poder decir algo auténtico.
En la otra orilla están los que sienten un pánico terrible ante la posibilidad de que sus textos puedan ser plagiados, como si lo que han escrito no fuera también un plagio realizado sin darse cuenta.
Alguna vez, Jorge Luis Borges dictaminó que los temas de la poesía son apenas unos pocos, cas