En Bogotá, la noche del concierto de Green Day tuvo un detalle que pasó casi inadvertido entre guitarras distorsionadas, saltos y gritos de miles de fanáticos: las graderías. Nuevas, brillantes, levantadas en el escenario del Vive Claro, el espacio de Ocesa que promete convertirse en el epicentro de los grandes espectáculos en Colombia. Aquella estructura metálica fue obra de una empresa con más de ocho décadas de historia: Nussli.
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La compañía suiza , que nació en un pequeño taller de carpintería en 1941 , fue la encargada de diseñar y montar las tribunas que inauguraron su presencia en Bogotá con uno de los conciertos más esperados del año. Detrás de esas gradas se esconde una h