En Ciudad Juárez, cada vez que alguien abre la llave de su cocina o baja la palanca del inodoro, comienza un viaje silencioso que pocas veces se cuenta. Las descargas domésticas recorren kilómetros de tuberías hasta desembocar en una de las siete Plantas Tratadoras de Aguas Residuales que administra la Junta Municipal de Agua y Saneamiento.
Allí, lo que parecía un desecho se transforma en recurso: agua limpia que regresa para mantener con vida los parques públicos, sostener procesos de la industria maquiladora, dar verde a los fraccionamientos y asegurar la irrigación de campos forrajeros en el Valle de Juárez.
El sistema de saneamiento, que comenzó a operar hace 25 años, es hoy uno de los pilares del bienestar colectivo de 1.6 millones de juarenses. No solo evita enfermedades infecciosa