Ayer tuve el privilegio de estar en un proceso de actualización para la elaboración de proyectos sociales de alto impacto de nueve de la mañana a cuatro de la tarde, a medida que el curso avanzaba podía ver el cansancio y estrés de algunos de los presentes.
A una de las presentes una compañera del curso se levantó y comenzó a darle pequeños masajes en el cuello y de rato en rato se auto masajeaba el cuello, y de pronto sacó unas pastillas y los ingirió y alguien le preguntó para que sirven tales pastillas; ella respondió que son para el estrés y que son muy buenas, y acto seguido se lo recomendó a las otras mujeres de la mesa de trabajo.
La casa de Betania olía a pan recién horneado y a especias.
Marta corría de un lado a otro: platos, agua, brasas.
Cada paso resonaba como un tambor qu