Torremolinos celebró ayer su día grande con motivo de la festividad de San Miguel, patrón de la ciudad.
La amenaza de lluvia no impidió que la imagen del patrón torremolinense recorriera la calles de la localidad en una jornada marcada por el sentimiento y la devoción y con la que se puso el broche de oro a una magnífica feria de San Miguel marcada por la participación registrada en prácticamente todos los actos celebrados.