30 de septiembre de 2025 - 00:10
En 1947, los pollos caminaban tranquilos por el campo. Viviendo, riendo, jugando, en el mismo estado natural del que gozaban desde el principio de los tiempos. Al igual que el oso de la canción de Morís, las mañanas y las tardes eran de ellos, y a la noche se tiraban a descansar. Con sus plumas al viento y su corazón salvaje, mal podía imaginar en ese momento un pollo que ese sería el último año de libertad.
En 1948 tuvo lugar el concurso llamado “El pollo del mañana”, una iniciativa de una cadena de supermercados estadounidense que buscaba una variedad del ave que fuera fácil y rápida de criar, además de contar con más carne que esos pollos deportistas que iban y venían por las praderas todo el día, animales fondistas cuyos cuerpos magros no eran aptos p